sábado, 4 de febrero de 2012

El eco de las voces hispanoamericanas

Hace 40 años, Robert Saladrigas no era exactamente como es ahora. Su experiencia como escritor y periodista durante todo este tiempo le ha consagrado como uno de los grandes críticos literarios de este país. Pero aunque él diga me da mucha pereza echar la vista atrás porque encuentra sus escritos deficientes y mal escritos, sus monólogos-entrevista publicados en la revista Destino por aquel entonces siguen despertando gran interés.

Robert Saladrigas firmando un ejemplar
de su libro el pasado jueves.
Así piensan al menos Jordi Gracia, catedrático de Literatura Española por la Universitat de Barcelona, y Fernando Valls, profesor de Literatura Española Contemporánea en la Universitat Autònoma de Barcelona, los cuales apadrinaron la presentación del libro Voces del <<boom>> -que recopila las primeras piezas de creación periodística y literaria de Robert Saladrigas- el pasado jueves en el Cafè Salambó.

Este libro quita el frío instantáneamente, dice Jordi Gracia para romper el hielo. Te transporta a los años 70 a traves de una inmersión involuntaria. Define estos monólogos-entrevista ideados por el autor como piezas literarias que dentro tienen una conversación. No es una transcripción, sino una entrevista interpretativa. Por otro lado, destaca cuán diferentes eran las preguntas que se les hacía antes a los escritores, como, por ejemplo, si consideraban la literatura un compromiso político. También resalta la ingenuidad del lector español a la hora de aproximarse a un escritor del nivel de Borges o Vargas Llosa y, para acabar, anima a leer estas prácticas literarias que valen por sí mismas porque no es necesario leerlas en el contexto.

Fernando Valls casi empieza su parlamento puntualizando: no son voces, más bien ecos, ya que varios de los autores que protagonizan la recopilación se fueron diluyendo del panorama literarioVeinte o veinticinco años después, muchos de ellos no significan nada. Otros, en cambio, son ahora referentes de buena literatura. Lo que más me ha gustado es el retrato que recrea muy bien el personaje. Se aprecia una voluntad de estilo en el género.

Acogido entre sus dos amigos, Robert Saladrigas explica -antes de acabar la presentación con una ronda de preguntas- detalles sobre cómo realizaba las entrevistas: no grababa, sólo tomaba notas. Únicamente ponía la condición de que no hubiera límite de tiempo. Quería dar mi punto de vista sobre aquel personaje. Afirma que uno de los atractivos de entrevistar a autores hispanoamericanos era que al otro lado del charco se gozaba de una libertad de creación literaria y lingüística que no había en España. Y su suerte fue que en periodismo estaba todo por hacer.

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