domingo, 17 de junio de 2012

Goya también hablaría de la crisis

Autorretrato, 1796-97.
No me cabe ninguna duda de que si Francisco de Goya estuviese vivo dibujaría estampas, pintaría óleos, haría bocetos, de crítica social y política. Ya lo hizo para denunciar la realidad de finales del siglo XVII y de principios del siglo XVIII, y lo volvería a hacer. Porque si hay algo a destacar después de visitar la exposición que recoge casi un centenar de sus obras en el CaixaForum de Barcelona es su espíritu crítico

Ésta se llama Goya. Luces y sombras y trabaja esa idea de una manera sutil a través de las diferentes salas con títulos que, en realidad, no se podrían leer si no existiera ese juego visual. Las obras son propiedad del Museo Nacional del Prado y el motivo de la exposición es la celebración del décimo aniversario del CaixaForum barcelonés. 

Como viene siendo habitual, la muestra se abre con un autorretrato del autor. Uno de pequeñas dimensiones de 1796-97, pintado al óleo. Luego encontramos una carta y, de nuevo, otro dibujo de sí mismo. Goya utilizaba su imagen continuamente, pero no tenía la intención de mostrar el paso del tiempo en su rostro como ocurre con otros artistas, sino que le interesaba el estudio psicológico, además de que el autorretrato representaba para él un símbolo de soberanía del artista.


El albañil herido, 1786-87.
Las siguientes obras son diversos encargos que realizó para el Palacio de El Pardo, como por ejemplo El quitasol de 1777 o Las lavanderas, donde contrastan las jóvenes ociosas en relación con la trabajadora. Todas se centran en temas populares españoles y de la vida de su tiempo. De este modo, dio protagonismo a una temática nada habitual que sirvió de decoración en la residencia de la familia real. Pero lo más novedoso fue que no se limitó a retratar escenas pintorescas, sino que buscó la crítica social mientras mezclaba en sus pinturas las clases populares con las privilegiadas.

No podía faltar en esta exposición una de las majas, en esta ocasión La maja vestida (1800-07) es la elegida. Esta obra fue un encargo de Manuel de Godoy, Primer Ministro de Carlos IV, y aún no sé sabe quién es con certeza la mujer retratada. Ambas majas fueron prohibidas por la Inquisición en 1813 por ser consideradas obscenas. La vestida volvió a ver la luz en 1840, mientras que la desnuda no lo hizo hasta 1900.

Poco a poco, en el recorrido de la exposición, las pinturas al óleo van quedando atrás y la tinta y el papel adquieren más relevancia. Llegamos a los Caprichos, es decir, a sus famosas sátiras sobre el comportamiento humano. Deformaciones grotescas transforman a personas en monos y burros, como por ejemplo se aprecia en ¿Si sabrá más el discípulo?, de 1797-98.

Goya ganó mucha fama y dinero con los retratos que pintó a diversas personalidades. Estos encargos le sirvieron para estudiar y trabajar los distintos caracteres humanos. En la muestra hay obras acabadas, así como bocetos. Es muy conocido el retrato expuesto de Gaspar Melchor de Jovellanos (1798).

La maja vestida, 1800-07

Otras temáticas relevantes en su trayectoria son la violencia y la sinrazón. En la exposición se pueden ver varias obras sobre la Guerra de Independencia (1808-14), a partir de las cuales el artista hace una reflexión crítica e innovadora: causas, manifestaciones y consecuencias de la guerra. Además, sus batallas están protagonizadas por el pueblo llano, no por héroes consagrados. También son especialmente violentas las estampas que giran en torno a la tauromaquia.

Más adelante encontramos varias colecciones que reciben los nombres de Álbum C, Álbum G y Álbum H. El primero es un claro ejemplo de lo compleja que es su obra, ya que está plagado de sueños y visiones burlescas. En el segundo, las grotescas deformaciones de disparates humanos y sueños animales van más allá de la realidad y la deformación caricaturesca. Por último, en el Álbum H Goya se centra en los marginados: pobres, viejos, mujeres maltratadas e inmigrantes.

Así suelen acabar los
hombres útiles
, 1803-24.
Una pequeña sala recoge algunas de sus pinturas religiosas, pero su faceta como artista religioso es incomparable a la de artista crítico. Después, a medida que se hace mayor y la enfermedad afecta a su profesión, dibuja principalmente ancianos desfavorecidos mientras reflexiona sobre el destino del hombre.

La exposición, que estará hasta el 24 de este mes, se cierra con un autorretrato de 1815 pintado al óleo.

2 comentarios:

  1. Hace unos años yo estuve en el Prado viendo la obra de Goya (y otros) y he de decir que su estilo no es mi preferido, me gustó más la obra de Velázquez. Aunque no te negaré que fui directo a ver el cuadro de los Fusilamientos del 2 de mayo, cuadro que siempre me llamó la atención. Aunque claro, en su momento no tenía la edad ni digamos... capacidad, para entender lo que significaban sus cuadros.

    Pero bueno, en definitiva, me ha gustado la entrada, siempre aprendo cosas sobre el arte (o cultura) en este blog. ;)

    Saludos!

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    1. Me alegra que te guste la entrada y que aprendas cosas nuevas con mi blog... ¡yo también lo hago cuando escribo! ;)

      Un saludo.

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